Llegamos a Cambados , bonito pueblo marinero, fuimos hasta la iglésia de San Benito y la plaza de Fefiñans; después de una explicación nos dejaron tiempo libre para investigar, las primeras fotos tardaron poco en caer, y un café, que vino de perlas.
Salimos de Cambados dirección la isla de la Toja, donde visitamos la iglesia y la tienda-museo.
La ermita de la isla de A Toxa, dedicada a San Caralampio y a la Virgen del Carmen conserva su culto desde el siglo XII, siendo una de las más singulares de toda Galicia.
Recubierta de conchas de vieira, llama nuestra atención en el centro de la isla. Su interior es modesto y con cierto aire marinero.
Nos dirigimos hacia O Grove, concretamente a su puerto para embarcarnos en un catamarán, una vez sentados en cubierta, nos llevaron a ver las bateas de la ria de Arousa, concretamente una y vimos como crecian los mejillones, zamburiñas y vieiras, empezaron a repartir bandejas de mejillones cocinados y botellas de ribeiro, empieza la fiesta, ricos, ricos, no pude resistir la tentación de probar las ostras y las navajas, todo riquisimo y los mejillones no paraban de aparecer bandejas, y, el vino, claro. Volvimos a puerto y nos llevaron rápidamente a Combarro a visitar su casco antiguo y la gran cantidad de hórreos que allí habia, una exageración.
Una vez en Combarro proveché que ya me había saciado en el catamarán, me dediqué a ver a fondo el pueblo, enfocado claramente al turismo con una gran cantidad de restaurantes y bastante bien cuidado, salieron bonitas fotos.
Después nos dirijímos a Pontevedra, el autocar nos dejó al lado de la plaza de toros y fuimos caminando con la guía por la ciudad, explicándonos los que veíamos y curiosas anécdotas, una población que hubiese sido interesante disfrutar con más tiempo pero que se va ha hacer.
Esta vez salimos ya hacia Santiago, de vuelta después de un intenso dia, pero aún quedaban horas para aprovechar en Santiago y mucho por ver
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